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Cuentos desde la oscuridad



Tres lucecitas, cuatro, no, son cinco, pero no me alumbran, oscurecen la noche del ser interior.

Fachadas que ocultan mundos vividos.


Oigo la calle avanzar hacia el amanecer entre ruedas y humos que envuelven siluetas difuminadas por monótonos envoltorios que se deslizan sobre el asfalto hacia el interior de sus seres en un intento vano de ocupar ese espacio vaciado.


La escalera se arrastra pom, pom, pom, salta sobre el empedrado, se queja pero no se la oye.

Los cascos de colores suben y bajan del agujero abierto hacia la oscuridad enrevesada del discurrir de las aguas bajo el empedrado, pom, pom, pom, la escalera se queja pero no se la oye. Quiere salir de allí, elevarse y alejarse sobre esa nube esponjosa que se acerca desde lo alto.

- Hola, dice la nube

- Ayúdame, dice la escalera

- Ven, atraviesame y podremos seguir elevándonos hasta aquella nube de blanco azulado, sí, aquella que nos hace señas, nos espera


La escalera es impulsada y se aleja...se aleja


Los cascos de colores ya no pueden subir y bajar. ¿Siguen abajo?


La luz no llega hasta las profundidades, escucho mi silencio, palpita, se queja, me aleja de las ramas de ese árbol que camina, con parsimonia, sobre el empedrado, pom, pom, pom. Las hojas sonríen desde la distancia soñando con poder alzar el vuelo y ser impulsadas por el rocío del amanecer que crea pequeños espejos donde poder peinar las sombras.


Los negros redondos deciden el traje a vestir por la mariquita, que, desde la cima del árbol, observa los múltiples espejos que flotan a su alrededor. Ya está lista, cuatro lunares a la derecha, tres a la izquierda y dos en el centro. Mañana elegirá otro traje.

- Hola, dice alguien cercano

- Hola, responde ella. No te veo

- No me puedes ver, nadie lo hace, soy el silencio, ese que nadie quiere pero todos necesitan.

- Hola, silencio. Ya te veo, estas entre esa ramita pequeña amarillenta y las hojas verdosas en forma de semicírculo.

- Sí, ahí estoy. Gracias por verme. Cada días soy más y más invisible, empiezo a desaparecer entre la multitud de sonidos que me ocultan y anulan. Pero aquí sigo, siempre, cerca tuyo. Tan solo búscame.


Arbolita.

17 dic 2021

Marián M.Cañizares


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